El primer paso es el diagnóstico. Es necesario que le hagan una buena historia clínica, en la que no sólo se evalúe la situación de su boca. Es necesario saber si padece alguna enfermedad general o recibe algún tratamiento con medicamentos. Hay enfermedades generales, como la diabetes, que afectan a sus encías. Más de lo que piensa, las medicaciones afectan a la boca; por poner un ejemplo, algunos fármacos para la tensión arterial pueden producir crecimientos desordenados de las encías. Es importante que, cuando acuda a la visita de control de tus encías, lleve la medicación que toma y los informes médicos que tenga.
Para saber en qué situación están sus encías, no basta con inspeccionarlas y ver si están enrojecidas o hinchadas. El diagnóstico requiere la evaluación de los espacios que se crean entre diente y encía. Se debe realizar el llamado periodontograma, que es un mapa de las encías que permite ver en qué situación están en el momento de la exploración y permiten comparar su estado a lo largo del tiempo.